Prestar una adecuada atención a nuestros niños es algo indispensable, sobre todo a la hora de percibir alguna dificultad o deficiencia en su rendimiento escolar.
Si nuestro hijo comenzó a bajar sus notas de manera repentina, se aburre en clases y presenta una notoria dificultad al realizar sus tareas, probablemente padezca un trastorno del aprendizaje.
Según explica la especialista en trastornos específicos del aprendizaje, Lidice Valdés, en la mayoría de los casos, estos trastornos se presentan en niños y niñas que enfrentan sus primeros años de escolaridad provocando una baja notable en su rendimiento. Estos niños poseen una adecuada inteligencia, visión, audición, capacidad motora y equilibrio emocional, sin embargo, presentan dificultades al leer, hablar y escribir.
Existen diferentes factores que intervienen en la aparición de estos trastornos, entre ellos se encuentran aspectos maduracionales, psicológicos y genéticos.
Mientras más alerta se encuentren los padres más posibilidades tienen de identificar y distinguir alguna falencia en el aprendizaje de su hijo. Sin embargo, es común que sean las educadoras de párvulos las que en primera instancia reconozcan alguna alteración en el aprendizaje del menor. De ser así, esto será comunicado a los padres y el niño será derivado al profesional a cargo del área de psicopedagogía del colegio, quien es el encargado de realizar el diagnóstico correspondiente y comenzar el tratamiento.
Un tratamiento bien recepcionado por el menor puede hacer que el trastorno disminuya notablemente o desaparezca en el plazo de un año, sin embargo, si el niño no responde como se debe, puede permanecer con apoyo psicopedagógico durante toda la enseñanza básica.
En estos casos, el apoyo e indicaciones que imparta un profesional es de mucha importancia, además debemos tener en cuenta que el niño no debe ser sometido a presiones, pues si se buscan mejoras notorias, hay que dar el espacio de tiempo necesario para que el proceso tenga los efectos esperados.
Tipos de trastornos
Existen diferentes tipos de trastornos que afectan a distintos segmentos del aprendizaje, por lo que es importante identificar claramente los momentos en que la atención de un niño “se pierde”. Entre los trastornos más comunes, podemos encontrar:
Déficit Atencional: este trastorno es muy común en los primeros años de escolaridad, de hecho, el 30% de los niños de nuestro país lo posee en algún grado. Entre los especialistas, es reconocido como un tipo de trastorno transversal, puesto que incide en la generación de otros.
Disgrafía: se presenta como una falla en la motricidad a la hora de escribir. Cuando un niño posee este tipo de trastorno, tiende a realizar grandes trazos junto con enlaces deficientes y erróneos entre las letras al momento de escribir. Comúnmente la Disgrafía, es la consecuencia de una alteración en la motricidad que no fue tratada oportunamente en la etapa pre básica.
Disfacia: este tipo de trastorno provoca en el niño una dificultad tanto para comprender el lenguaje como para expresarse. Se identifica durante los primeros años de aprendizaje, cuando al niño le es muy difícil aprender a hablar. La característica principal de la Disfacia, es que, luego de ser tratada puede mantener repercusiones mediante secuelas.
Dislexia: en este caso, el niño presenta dificultad para mantener un orden en el lenguaje, tanto escrito como verbal. Se generan omisiones y confusiones que llevan al niño a leer manteniendo los mismos errores que comete al escribir.
Cada uno de estos trastornos del aprendizaje puede ser revertido si se realiza un tratamiento temprano, junto a ello, el trabajo de un psicopedagogo y el apoyo de los padres es primordial. Los niños que presentan estos trastornos requieren de mucha paciencia y estímulos para dejar atrás sus dificultades y que en el futuro sólo sean recordadas como una anécdota de la infancia.