Teatro, ballet, cine y fotografía, cuatro de las expresiones artísticas con mayor historia y trascendencia en la capital de la región de Los Ríos.
Las actividades culturales en Valdivia datan desde el Siglo XIX, concretamente a partir de 1860, año en el que se presentan las primeras manifestaciones de arte dramático. Comienzan así las clases de declamación en los liceos, bajo la tutela de Vicente Rojas y Rojas, albergadas entre las paredes del Club Alemán.
Posteriormente, en 1864, hace su aparición el teatro Werkmeister e Hijos, cuyo objetivo era ser un aporte cultural llamativo y que pudiese estar a la par de lo que ya se llevaba a cabo en el Club Alemán. Las dos compañías provocaron revuelo en la prensa local, pues en esos años era impensado tener dos grupos teatrales, sobre todo si no era en Santiago.
Sin embargo, en 1881 se construye el primer edificio especialmente dedicado para teatro, es el Gagliastri, situado en el extremo norte de la calle Camilo Henríquez. Debido a su antigüedad, esta edificación carece de diversos antecedentes bibliográficos, son pocos los que recuerdan su existencia y sólo algunos libros la mencionan, como por ejemplo Gabriel Guarda (1953), en la “Historia de Valdivia”.
Por desgracia, este teatro sucumbió tras un incendio que lo dejó en ruinas y no se hicieron los esfuerzos pertinentes para levantar su carbonizada estructura; de esta forma se convirtió en un recuerdo más en los anaqueles olvidados de la ciudad.
Una década después, comienza a funcionar el Teatro Valdivia. Juan Bautista di Biaggio fue el encargado de darle vida a esta edificación que costó alrededor de $ 25.000 en aquellos años. Dejó de funcionar luego del catastrófico incendio del 2 de marzo de 1899, para luego ser reconstruido en 1910.
En el primer tercio del Siglo XX, Valdivia se convierte en una de las ciudades del país con más fomento cultural: los teatros Olimpia, sucedido por el Central, el Edén, el Alcázar y el Cervantes son los recintos de moda, principalmente este último, debido a su estructura y tecnología.
Teatro.
El teatro en Valdivia comenzó a popularizarse a inicios del Siglo XX, cuando un selecto grupo de jóvenes de descendencia alemana decide presentar un ciclo de obras, entre las cuales se incluye las del popular novelista y dramaturgo Hermann Sudermann.
Tras el éxito de sus presentaciones, en 1916 algunos integrantes deciden fundar la Asociación Teatral Alemana (Deutsche Buehnen Vereinigung), la que tuvo la particularidad de otorgar todos sus ingresos monetarios a instituciones benéficas. La opereta “Polly” fue una de las más célebres, facturando el importante monto de $16.500.
A raíz de ésta y muchas otras funciones, el apogeo cultural de la ciudad resonó en todo el país, motivo por el cual la Universidad Católica eligió a Valdivia como localidad para estrenar su Teatro de Ensayo: “El Peregrino”, de Josef de Valdivieso, llevada a cabo el 12 de octubre de 1943.
No obstante, un año antes, en 1942, se forma la Sociedad Amigos del Arte, entidad destinada al desarrollo y propagación cultural en la comuna; su existencia sirvió aún más para avanzar en este ámbito (cultura), acogiendo en 1950 al afamado conjunto teatral Ainil, compuesto por Renato Gerlach, Edmundo Morelli, Lila Silva, Erico Schwarzenberg, Betty Güdelhoefer, Herna Butendieck, Elba Poblete, Ángela Schwitzer, María Luisa Riemsenschneider, Juan Binder, entre otros.
A su vez, en marzo de 1958, este grupo se integró a la facultad de Bellas Artes de la Universidad Austral de Chile (UACh), en la Escuela del Arte del Espectáculo, constituida por su decano y Licenciado en Arte en la Universidad de Roma, Vittorio di Girolamo.
Un poco más de una década después, en 1970, la UACh funda la Escuela de Teatro, en la misma facultad de Bellas Artes; Rubén Sotoconil fue su director y Carlos Muñoz, Matilde Romo y Polo Morandé ejercieron como profesores. Su primera función, “Ánimas en día claro”, de Sieveking, recibió excelentes críticas de los especialistas locales. Posteriormente, el profesor Carlos Muñoz montó la obra “Fotocopia”, actuada por el grupo teatral de la escuela normal Camilo Henríquez.
Gracias a estas iniciativas, en la ciudad se exhibieron diversos montajes: entre 1973 y 1974, en un teatro particular ubicado en la calle Beauchef, se presentó diariamente “La Rueda”; igualmente, en 1973, la función independiente de “Las Criadas de Genet”, dirigida por Roberto Matamala; el mismo año, Jorge Díaz dirige “El Locutorio” y Jorge Torres presenta, en 1980, “El Loco y la Triste”.
En 1982, Roberto Matamala es nombrado director del recién fundado Teatro Independiente de Cámara (TIC), realizándose obras como: “Pedro Urdemales en el Cielo”, “Tres Tristes Tigres”, “Historias de Amor”, “Lav”, “El Oso y la Tortuga”, “Moliére Hoy Moliére”, y otras más, de las cuales la mayoría también se montaron en Santiago y Viña del Mar, lo que ayudó para que en 1985 se realice el 1er Festival de Teatro de Valdivia, donde se estrenó “Calígula”, de Albert Camus, dirigida por la actual docente de la UACh Margarita Poseck.
Un año más tarde, el dramaturgo Luis Guzmán le da vida al Teatro Luna; mientras que desde 1994 hace lo correspondiente con el Teatro Itinerante del Ministerio de Educación. Sucesivamente, en el Teatro de la Universidad Técnica, sede Valdivia, se estrena “La Trucha y el Salmón”.
A fines de los 90s, los experimentados referentes teatrales deciden traspasar su experiencia, dando inicio a los primeros talleres infantiles de teatro, dirigidos por Roberto Matamala, Adriana Becerra, Ángela Barría, Ely Schultz, Claudia Rosales y otros profesores, los que buscan mantener la esencia cultural de Valdivia.
Ballet
Quizás la gran presentación de ballet que albergó algún teatro valdiviano fue en enero de 1918 con la destacada bailarina rusa Anna Pávlova, quien junto a su compañía montaron la opera ballet “La muda de Portici”, de Masanielo, que se realizó en el Teatro Edén.
Tras veinte años de la rimbombante presentación antes mencionada, en 1938, llega a la comuna el ballet ruso de Vadim y Mina Sulima, función que antes de pasar por Valdivia actuó en la Ópera de Viena y Teatro Real Madrid.
A fines de los años 30, Herbert Belkner, discípulo del reconocido bailarín y coreógrafo alemán Kurt Jooss, creó una academia de danza, formando a connotadas exponentes de la danza: Manuela Castillo, Jeanette Durreles, Norka Ewetz, Maritzi Mancini, María Carvallo Frick, Ana Cabello y María Eugenia Charpentier.
Gracias a esto, en Valdivia nace el interés por el baile y la danza, por lo que se abren otras academias, destacando la de Alfonso Muñoz y Ana Blum, provenientes del Ballet de la Universidad de Chile, profesionales que en 1954 formaron la Escuela de Ballet de la Universidad Austral de Chile.
Años posteriores, la citada escuela continúa desarrollándose positivamente, con constantes cambios de directores, todos con prestigiosos pergaminos, esto hasta su cierre definitivo en los 70’s, lo que culminó en el traslado de profesores y alumnos a la Escuela de Danza, financiada por la Municipalidad y que incorporó en la dirección a Ana María Cabello y Ximena Schaaf.
Terminando el siglo se puede destacar la formación de varios bailarines reconocidos internacionalmente, este es el caso de Patricio Cancino, Jaime Jory, Ricardo Uribe, Eliana Cifuentes y Eugenia Oliva, cada uno con sus respectivas loas.
Los inicios del cine y la fotografía.
Según los antecedentes bibliográficos, se sabe que en 1908 se estrenó el primer film en Valdivia, en el Biógrafo Selecta. Por otro lado, en 1917, se exhibió la primera película panorámica chilena, teniendo la peculiaridad de ser editada por Valdivia Film Co. La temática central de esta cinta fue exponer vistas (panorámicas) de Valdivia, Corral, Osorno, Concepción, Talcahuano y Temuco.
Por su parte, la fotografía se alude principalmente al linaje de los Valck, concretamente Enrique Valck, proveniente de Kassel, Alemania, y que decidió abrir su estudio seis años después de su arribo a la ciudad en 1852. En 1877 es citado en el Almanaque Nacional de aquel año.
Los hijos de Valck quedan maravillados con el trabajo de su padre, decidiendo seguir sus pasos, es así como Fernando, Enrique y Jorge toman rumbos similares: Fernando trabajó con su padre hasta 1890 para después asociarse con Juan de Dios Carvajal, sociedad que sería premiada en la exposición de Buffalo, Estados Unidos; Enrique prueba suerte en el cine y crea Valck Films; y Jorge se trasladó a Valparaíso, ciudad donde terminó siendo el único propietario de la Casa Garreaud, retratando a los presidentes y personalidad más importantes de la época.
Gracias a todas estas iniciativas, la cultura en Valdivia tomó fuerza y logró posicionarse en el Siglo XX, etapa en la que tuvo que sobrellevar las secuelas del catastrófico incendio de 1909 y el devastador terremoto de 1960 y que aún así supo entretener y educar a los ciudadanos de la región, ya sea mediante el teatro, la danza, el cine o la fotografía.
Por Claudio Castro
Fotografias: historiadevaldivia-chile.blogspost.com