Con una data de casi 6 mil años , el sitio arqueológico de Chan Chan 18 ubicado en la comuna de San José de la Mariquina se convierte en uno de los más antiguos de la Región de Los Ríos. Un hallazgo que le ha permitido a los investigadores obtener importante información sobre los primeros habitantes de esta parte del territorio.
Alrededor de 1960 fue cuando la historia del hallazgo del sitio Chan Chan se fue forjando de a poco. Esto luego de que a las manos del arqueólogo austriaco Osvaldo Menghin, que trabajaba para ese entonces en Argentina, llegaran piezas como puntas de basalto de un coleccionista, que Menghin reconoció como herramientas de cazadores – recolectores y que tenían parecido a otras encontradas en las cuevas de Ayampitín al sur de Buenos Aires.
Luego, en 1976 llega Tom Dillehey, destacado arqueólogo conocido por su trabajo en el sitio arqueológico de Monte Verde, en la Región de Los Lagos. Científico que recorrió la costa de San José de la Mariquina ante la importancia de los hallazgos.
Posteriormente, en 1993, Ximena Navarro, académica de la Universidad Católica de Temuco, antropóloga, arqueóloga y directora de la investigación de Chan Chan, que ya conocía el lugar por trabajos anteriores, decide iniciar un proyecto para estudiar la zona: «Postulé con un proyecto para hacer prospecciones en la costa para ver qué tipos de asentamientos habían existido en el pasado, y lo gané… Recorrí desde Alepúe hasta más allá de Quillalhue y dije: esto está lleno de sitios.«
Luego de 2 años de investigación sucede el hallazgo más importante «Ya estábamos terminando el proyecto cuando un día íbamos caminando cerca de la costa y veo un perfil (que es cuando se ven las capas) veo huesos también, y digo: esto no es superficial«, relata Navarro.
Más tarde con un nuevo proyecto, en 1995, los investigadores vuelven al sitio de Chan Chan. Y se encuentran con puntas de flechas elaboradas a partir de diferentes piedras y huesos, cuchillos, martillos, pesas de red flotante, raspadores, entre algunas herramientas. Junto a estos instrumentos, diferentes lugares destinados para cada actividad, tales como: elaboración de herramientas, faena, fuego, dormir, etc. Eran cazadores – recolectores. Su dieta se basaba en productos marinos, avifauna y frutos del bosque.
Hombre de Chan Chan
«Un día me fui sola al sitio. Empiezo a destapar y descubro algo redondo. Y digo: esto es un ser humano. Les cuento a los estudiantes con los que andaba y nos ponemos a trabajar sobre unos tablones para no tocarlo. Descubrimos al famoso hombre de Chan Chan. Un joven para hoy, probablemente, muy adulto para la época, con 23 años«, detalla Navarro.
Este hallazgo, según las dataciones carbónicas tiene un poco más de 5.300 A.C. Un hombre que fue enterrado con un ritual mortuorio, encontrado a 60 cms. de la superficie en una posición encorvada y de lado, con las manos juntas a la altura de la cabeza y piernas flectadas hacia ella también, lo que indica, según Navarro, que fue amarrado. «Lo deben haber amarrado, o sino, post morten, la posición de desarma. Cerca de él un raspador y fogoncitos a los lados, probablemente estaba con una cubierta de conchas, pero primero con pintura roja, hecha de una hematita natural. Yo pienso que estaba como en un saquito o amarrado porque estaba muy encogido. Esto se mantiene como una tradición mortuoria hasta los primeros alfareros«, describe Navarro.
Otro aspecto importante es que debajo del cuerpo existía una capa de cenizas: «Es una tradición de los cazadores-recolectores de toda América del periodo arcaico, poner los cuerpos sobre cenizas calientes«. Lo que colabora a la conservación no sólo del hombre de Chan Chan, sino que del yacimiento en general, gracias a los fogones, además de posicionarse sobre un suelo más alcalino antes que bosques tropicales.
Por otra parte, también se puede hablar de un asentamiento más permanente. «Empezamos a abrir hacia los lados y encontramos lo que se llama áreas de actividad, ya que esto no era un entierro aislado sino que era una especie de caserío o aldea, porque habían muchos otros lugares domésticos donde estaba el fogón, la comida, zonas para talleres líticos y otras de faenamiento«, describe la arqueóloga; lugar donde se encuentran restos de lobos marinos y restos de especies incluso de alta mar, lo que quiere decir que desarrollaron embarcaciones menores, además de caza de aves, como cormoranes, patos liles e incluso albatros, ave que hoy habita mucho más al sur.
Según Navarro, en el sitio de Chan Chan se cumple con una tradición arcaica de enterramiento como la capa de cenizas, la posición fetal y la existencia de sus herramientas, pero además las osamentas fueron encontradas mirando hacia el este lo que también tiene su significancia: «Su cabeza estaba mirando hacia el este, por lo que decimos que hay una relación muy dinámica con los grupos de la cordillera«.
Interculturalidad
Hecho que también se sustenta en el hallazgo de piedras que provienen de zonas cordilleranas, sin embargo, con la manufactura de herramientas dispuestas al tipo de hábitat en el que se encontraban, preponderantemente marino; «Hay una movilidad entre los habitantes de la costa, la depresión intermedia, la cordillera e incluso la pampa, sin embargo, no es para decir que ellos vinieron y se quedaron, sino que existieron relaciones interculturales, intercambio y flujo de poblaciones«. A lo que Navarro agrega, «Uno se pregunta por qué hay un vacío entre los 12 mil años de Monte Verde, ahora en Pilauco también tenemos 12 mil, 13 mil años y estos 6 mil de Chan Chan. ¿Qué paso entremedio?…Lo más probable es que las poblaciones sí se hayan acercado a la costa en los 7 mil a 8 mil años, pero la diferencia es que la costa es muy dinámica en todos sus procesos cataclismáticos, lo que ha hecho variar mucho su nivel. Entonces, es posible que los sitios más antiguos cercanos a Chan Chan estén bajo el agua«.
Justamente, según los estudios etnográficos realizados por Navarro, previos al sitio arqueológico, los habitantes de la zona cuentan que la península de Chan Chan o de Hueshi, hoy sumergida en su punta, tenía adelante, antes del terremoto, un camino por donde pasaban carretas y que la gente también tenía huertas, lo que indica que este sitio de Chan Chan puede haber estado más atrás, incluso protegido por bosque.
Posterior al hallazgo de Chan Chan, se encontraron vestigios de población alfarera lo que, según Navarro, habla de una continuidad de las poblaciones en el lugar; «Yo sostengo que allí existe una unidad cultural, que es de mucha profundidad temporal, lo que es muy interesante porque significa que la gente no sólo vino, que no es advenediza, sino que hay una tremenda historia de continuidad de la recolección de las algas, de la recolección marina de moluscos, de la pesca y que continua hasta hoy«.
Sin detener la investigación de Chan Chan, pero ahora buscando el origen geográfico de las piedras utilizadas para las herramientas, es que Navarro, con su tesis doctoral el año 2008 llega hasta el cordón de los Nevados de Sollipulli en la Araucanía, lo que sustenta la idea de un intercambio entre los diferentes grupos, «Lo que ellos andaban buscando eran buenas propiedades para hacer artefactos que les duraran«.
Es ahí donde aparece la obsidiana, que es una piedra volcánica que se produce bajo ciertas condiciones geoquímicas, lo que las hace diferentes unas de otras dependiendo del lugar de origen. Características de esta piedra que les permitió dar con uno de los lugares de aprovisionamiento.
Así, se ha descubierto en Chan Chan piedras de Chaitén, Sollipulli, Coihuinco en la pampa argentina, y Bonifacio, en la costa valdiviana, además de otras de las que aún no se sabe su origen.
El Sitio de Chan Chan se mantiene allí, resguardado sólo por la naturaleza, sin una política clara para su conservación, a excepción de ser parte de un Registro Arqueológico Nacional. Razones de sobra para la necesaria investigación científica en yacimientos como éste, y de la valoración tanto de los habitantes del sector como de las comunidades originarias en general. Los restos del hombre de Chan Chan y sus herramientas se encuentran mantenidas en el Museo Histórico de la Universidad Austral de Chile.
Investigaciones que finalmente nos llevan a la reflexión sobre la riqueza cultural dejada por estas poblaciones tempranas. «Es una enseñanza de que es mucho más complejo de lo que se suele pensar, de que ellos fueron capaces de convivir en estos microambientes de forma sustentable. El equilibrio en la relación entre los seres humanos y la naturaleza. Lo que muchas veces no sabemos apreciar porque solemos pensar que todo nuestro referente es el occidental… Tenemos que empezar a valorar la historia de la prehistoria, la movilidad y unidad entre los diferentes pueblos, una unidad que para mí se da desde el Lago Budi hasta el seno de reloncaví, a lo que le agregamos Chaitén. Una relación muy rica y muy interesante de seguir explorando«, concluye Navarro.
Por Natalie Gilbert