Uno de los capítulos más interesantes del libro “La Historia de Valdivia (1552 -1952)” escrito por el padre valdiviano Gabriel Guarda, es el número cuatro, el cual hace referencia a todo el acontecer de una ciudad que buscaba su consolidación durante los siglos 17 y 18.
A continuación le contaremos una interesante historia incluida en el capítulo y mucho más, pero antes de eso, una pregunta introductoria al tema, ¿Usted sabía que la ciudad de Valdivia durante dos décadas, no estuvo en el sitio que actualmente todo el mundo conoce?
Y es que por 19 años, y por decreto del mismísimo Rey de España, la Capitanía de Valdivia junto a la gente de la zona se trasladaron a la Isla de Constantino, conocida actualmente como Isla de Mancera. Pero, ¿Cómo sucedió todo esto?
El primer esbozo de lo anterior sucedió en el año 1682, específicamente el 27 de enero, cuando Valdivia, como en tantas ocasiones, fue víctima de un voraz incendio, el cual se propagó a todos los edificios que rodeaban el epicentro del siniestro, incluido el Hospital San Juan de Dios.
Esto derivó en la idea de abandonar la ciudad, propuesta que fue hecha por el Gobernador Francisco Hernández de Cifuentes, la cual fue desestimada por el Virrey del Perú, Melchor de Navarra y Rocafull, mejor conocido como Duque de la Plata, quien veía con malos ojos el hecho de abandonar un terreno aún en bruto, por lo que envió ayuda económica y humana a la cuidad afectada.
Pasaron los años y los conflictos políticos, religiosos, pero sobretodo económicos entre España e Inglaterra no mermaban, provocando enfrentamientos por tierra y mar entre ambos imperios, lo cual tuvo repercusiones en Valdivia.
La zona se convirtió en principal prioridad para el reino español, ya que la ruta marítima desde el viejo continente hacia el sur de Chile sólo se podía realizar por el Río Valdivia. De esta manera se reforzó el sistema defensivo costero, el cual consistía en cuatro castillos, cuatro baterías y dos fuertes, distribuidos entre Corral, Niebla y Mancera.
Don Rafael de Eslava, Gobernador de Valdivia durante 1717 y 1722, ante el miedo de un posible ataque inglés, envió una carta al rey Felipe V el 30 de diciembre de 1718, solicitando el traslado de la plaza valdiviana a las cercanías del castillo de Niebla, o en desmedro a la Isla del Rey, para mantener la guarnición cerca ante cualquier ataque enemigo. Desafortunadamente para el gobernador, la respuesta que tuvo fue similar a la que obtuvo con anterioridad Hernández de Cifuentes, aunque esta vez fue el mismísimo rey el que le dio la negativa.
En 1758, tras 76 años del primer intento de emigrar de Valdivia, el Gobernador de Chile Don Manuel de Amat y Juniet, (desde 1761 hasta 1776 fue Virrey del Perú) le dio tal importancia al proyecto, considerándolo como la única salida a la precariedad con que vivían en la ciudad, ya que con la instalación del estado mayor, la guarnición y población valdiviana en la Isla de Mancera, evitarían la confrontación con los indígenas de la zona, concentrándose en el progreso de la comunidad, “apoyando”, dicho sea de paso, a las edificaciones defensivas de la costa en caso de ser necesario.
El 14 de abril, el Gobernador nacional emitió un comunicado a España, en el cual describió todos los aspectos negativos históricos de la ciudad de Valdivia, y a la vez (según él) todas las características positivas que traería para la ciudad y la Real Hacienda española (económicamente hablando), el trasladarse a la localidad de Mancera.
Así es como el 1 de noviembre de 1960 el Gobernador de Valdivia, Don Tomás de Carminati, dio la orden del desalojo de la ciudad, siendo las tropas las primeras en marchar a la isla de Mancera.
Según las órdenes del Gobernador local, los ciudadanos debían ser los siguientes en trasladarse, pero estos no aceptaron dicha petición por encontrarla apresurada y extremadamente radical, ya que a pesar de los azotes de la naturaleza y los constantes ataques de indígenas locales, la ciudad se mantenía de pie.
No obstante, tras las constantes amenazas de abandono y de que les quemarían sus casas, la gran mayoría de los ciudadanos decidió mantenerse en Valdivia, siendo una fecha importante el 31 de diciembre de 1761. Aquel día, la población comenzó la redacción de un comunicado al Virrey del Perú, en el cual detallaban las causas que los mantenían en la ciudad, demostrando un alto nivel de unidad y de madurez en sus diversas actividades.
Uno de los puntos más importantes de aquel comunicado, trataba sobre la insensatez que significaba abandonar la ciudad, ya que según expresaron, se exponía al ejército y parte de la población a una estadía poco grata en Mancera. Esto porque nunca informaron al Rey de España de las incapacidades de la Isla, siendo un blanco fácil de los enemigos, si es que lograban sortear los cañonazos de baterías y fuertes.
Otro tema que destacó en el documento, fue el aislamiento de la isla con el continente, lugar que sin la milicia colonial poco a poco sería recuperado por los indígenas locales, bloqueando todo tipo de suministro, como por ejemplo la leña para el fuego en invierno y las legumbres, ante la escasez de alimentos en la “nueva capital”.
El comunicado llegó a manos del Virrey (Manuel de Amat de Juniet) en mayo de 1767, quien a pesar de no reprochar las intenciones de los habitantes que se mantuvieron en Valdivia, finalmente no les concedió sus peticiones, siguiendo con el plan inicial de trasladar todo a la Isla.
En 1772, alrededor de cien familias ya habían emigrado de Valdivia, pero no precisamente a Mancera, ya que esta localidad había copado completamente su capacidad habitable, de tal manera que su población no pudo aumentar, la cual no superaba el medio millar de personas, siendo en su gran mayoría soldados.
De esta manera, ante el evidente fracaso del traslado a Mancera, el 20 de enero de 1773 se reunió un grupo de destacados personajes valdivianos, entre los que se encontraban ingenieros, ministros, dignidades capitulares, oficiales reales, capitanes y sargentos, quienes liderados por don Juan Gerland, crearon y firmaron un nuevo documento, el cual por unanimidad aprobaba el retorno a la ciudad de Valdivia, apoyándose en una antigua Real Cédula emitida por el Virrey Amat, la que daba su apoyo a la propuesta de los habitantes, pero que nunca hasta ese día había visto la luz pública.
Finalmente el 26 de mayo de 1779, el estado Mayor, la tropa de la ciudad y gran parte de la población, se trasladaron nuevamente a la ciudad de Valdivia, quedando en Mancera una pequeña cantidad de habitantes, la que de todas formas era mayor a la que existía 20 años atrás.
Actualmente el castillo de Mancera (San Pedro de Alcántara), el cual fue construido pocos años antes del traslado y que desde 1950 es considerado Monumento Nacional, se encuentra bajo protección de la Universidad Austral de Chile y funciona como museo durante todo el año.
Los horarios de atención son del 1 de enero al 28 de febrero, de lunes a domingo entre las 10:00 y 20:00 horas. Mientras que durante el resto del año la atención es de martes a domingo entre las 10:00 y 13:00 horas y de las 14:00 a las 18:00 horas.
Por Walter Avila