Al recorrer el humedal del río Cruces, se pueden apreciar hermosos Cisnes de Cuello Negro con sus crías en la espalda. El proceso de recuperación ha sido largo para el ecosistema, pero los datos indican que los Cisnes estarían volviendo.
En Valdivia, específicamente en el año 2004, los vecinos del humedal del río Cruces presenciaron cómo los Cisnes de Cuello Negro desaparecían, esto porque su alimento, el luchecillo, disminuyó considerablemente tras las descargas de la Celulosa Arauco en el ecosistema. El luchecillo ya no se encontraba, y algunas aves fallecieron mientras que otras emigraron a humedales cercanos.
Actualmente, el humedal presenta signos de recuperación y CONAF realiza censos todos los meses para contar la población de aves.
El jefe provincial de CONAF en Valdivia, Rodrigo Pedraza, asegura que “CONAF administra el santuario y tiene guarda faunas en él. Nuestra misión es vigilar y recorrer el área, donde también llevamos las estadísticas correspondientes a los censos de aves. Realizamos un informe mensual que es público -está en la web- y utilizamos miradores terrestres y acuáticos.» explica.
José Araya, uno de los líderes de Acción Por Los Cisnes, explica que “las estadísticas históricas indican que antes del desastre existían entre cinco mil y diez mil Cisnes de Cuello Negro dependiendo del año, y no hay que olvidar que había otras aves como las Taguas, que eran como 40 mil. Los datos positivos dicen que actualmente hay crianza de Cisnes de Cuello Negro y aparecieron las Taguas, pero si tú miras el santuario desde el aire, toda la recuperación es en las zonas aledañas. Se aprecia que en el centro del río no hay aves.” plantea Araya.
El profesor de la Facultad de Ciencias de la Universidad Austral de Chile, Eduardo Jaramillo, plantea que “En 2012 y 2013 se hizo un primer diagnóstico del humedal, con aspectos que no habían sido desarrollados en años anteriores. Por ejemplo, se comparó lo qué estaba pasando con los hígados de los Cisnes con el aspecto y estado sanitario de las plantas acuáticas. Llegamos al invierno del año 2013, sale una resolución judicial, que reconoce que las modificaciones que hubo en el santuario se debían a las actividades de la planta Celulosa Arauco, y esa resolución indica que se debe realizar un diagnóstico completo. La empresa le solicitó el estudio a la Facultad de Ciencias de la Universidad Austral, y eso es lo que estamos desarrollando ahora. Partimos en abril del 2004 y estará listo en abril del 2015.” afirma.
Al realizar una cronología de los hechos, Jaramillo plantea que “Con la perspectiva del tiempo veo que hay varias etapas. La primera 2004-2006, cuando la abundancia de los Cisnes se mantiene baja y la ausencia del luchecillo en el humedal persiste. La segunda 2007-2008, comienza a aparecer lentamente el luchecillo en áreas en las que no estaba. Posteriormente, 2008-2012, la abundancia de los Cisnes se encuentra con altos y bajos, hasta que el 2012 hay una recuperación significativa de Cisnes de Cuello Negro. Hay una tendencia al alza a partir de ese año.” explica.
La CONAF, al analizar la presencia de avifauna en el Santuario, indica que existe un repunte de aves durante los últimos años. Hoy, el promedio mensual de Cisnes en el lugar supera los tres mil 600 ejemplares, mientras que entre 2005 y 2011 esa cantidad poco subía de los 500.
Otra especie herbívora como la Tagua, a partir del 2012, también se recupera. Y hay otras especies piscívoras o carnívoras -que se alimentan de peces y camarones- que nunca fueron afectadas en su abundancia poblacional. Las aves afectadas fueron las herbívoras (Cisnes Cuello Negro, Tagua y Taguita).
Hoy en día, al recorrer el santuario, se pueden apreciar abundantes Cisnes y huevos en ciertos sectores que están siendo monitoreados por funcionarios de CONAF. El santuario se está recuperando mediante un proceso que ha sido extenso. El juicio que llevó adelante el Consejo de Defensa del Estado (CDE) contra la empresa finalizó con una sentencia que condenó a Arauco a pagar una indemnización al Estado por dos mil 600 millones además de otros dos mil 600 millones para establecer programas de desarrollo comunitario. También estableció otras medidas como la preparación de un diagnóstico del humedal, un centro de investigación, y un humedal centinela al interior de la planta para monitorear sus descargas antes de llegar al río.
A diez años del incidente se aprecia una restauración ecológica del santuario, aunque persiste la duda de si la recuperación será o no definitiva.
Por Sebastián Roldán.