Debido a su privilegiada ubicación y su hermoso paisaje, la actual capital de la región de Los Ríos fue considerada uno de los tesoros más importantes de la corona española, así como también uno de los principales puertos durante la época de la colonia.
El 22 de septiembre de 1544 el Capitán genovés, Juan Bautista Pastene, descubre la bahía de Corral y navega sus aguas hasta llegar a un gran río, que en ese entonces los indígenas conocían como Ainilebu, a su alrededor se encuentra con el puerto de Ainil.
Pastene no puede evitar maravillarse con el paisaje, por lo que decide llamar al río y al puerto con el nombre de Valdivia, esto mientras uno de sus hombres, Gerónimo de Alderete, comienza a tomar posesión de la tierra y de la isla de Guaiguacabín, que actualmente conocemos como Isla de Mancera.
Durante el siglo XIV el puerto de Valdivia fue lugar de intercambio y abastecimiento de diferentes alimentos y materias primas (como cereales y oro).
Además de ser un lugar de descanso para las distintas flotas del Virreinato del Perú, que en ese entonces buscaban repoblar la ciudad de Valdivia, a cargo de Antonio de Toledo, luego de que una expedición holandesa intentara sin éxito colonizar el territorio.
Este ir y venir de los galeones por la ruta fluvial de acceso al puerto de Valdivia fue lo que llevó al, en ese entonces, Río Santa Inés, a ser conocido como Río Tornagaleones (lugar donde retornaban los galeones al entrar y salir del puerto).
En la actualidad el Río Tornagaleones, continúa alimentado al Río Valdivia, junto con el Río Cutipay y el estero Estancilla.
Y si bien la ciudad de Valdivia ya no figura como uno de los puertos más importantes del país, su belleza permanece intacta y su paisaje continúa nutriéndose de las aguas de los ríos que la alimentan.