Si bien no existe una verdad única acerca de los orígenes del Comercio Justo, diferentes estudios concuerdan en que uno de los hitos que marcó su desarrollo fue el rechazo de pequeños agricultores a pagar altos impuestos a la hora de ingresar sus mercancías a los países más ricos de Europa. Fue así, como a partir de la década del 60 nace una nueva modalidad para comerciar productos de diversa índole.
Actualmente, el comercio justo se entiende como el proceso de comercialización de productos bajo ciertos principios, como sustentabilidad y solidaridad. Con ello, la trazabilidad de aquel producto, es decir, el camino recorrido para llegar hasta el comprador o compradora; implica un manejo sustentable socio-ambientalmente, una venta no dirigida por las leyes tradicionales del libre mercado, y la promoción de condiciones laborales justas.
A nivel internacional existen distintos organismos que impulsan la práctica de esta vertiente de la llamada economía social, que incluso apoyan y certifican iniciativas que también la desarrollen. El sello Fair Traid, y Fair for Life, son algunos.
Además, de los principios que dan forma a este tipo de economía, en la práctica se identifican dos claros objetivos: impulsar la soberanía e independencia alimentaria, por un lado; y concientizar y responsabilizar a quienes consumen. Ambos implican la mejora en la calidad de vida de productores y consumidores.
La experiencia local
En Valdivia existen diferentes ejecutores del comercio justo. Uno de ellos es la tienda Ckreart, que hace más de dos años ofrece en sus vitrinas variedad de productos artesanales e incluso comestibles que basan su creación y su venta en este sistema. La misma que está en proceso de acreditación por parte de FairTraid para Latinoamérica, lo que abrirá una ventana hacia el extranjero, no sólo para los artesanos, 80% mujeres, sino que para Valdivia en general.
Según cuenta su representante Angela González; luego de conocer la experiencia en Ecuador fue que la agencia operadora de turismo Hua Hum, adaptó este tipo de comercio: “Siempre quisimos abrir una tienda, pero no queríamos que fuera una tienda de artesanía cualquiera, sino que tuviese algo que la sostuviera, e hicimos la tienda basada en el comercio justo”. Emprendimiento que ya independizado de Hua Hum, es, actualmente, parte de la cámara de Turismo de Valdivia. Y que con el tiempo ha ido estructurándose hasta llegar a lo que es hoy, operando bajo ciertas condiciones: “Hoy en día se selecciona quién califica, con respecto a sus productos y el proceso de elaboración, cuáles son sus principios de sustentabilidad, su materia prima, su calidad, quién hace el trabajo y la historia del producto o artesanía. Con lo que puedes contarle al cliente la trazabilidad de lo que está comprando, y ése yo creo, ha sido lo que nos ha diferenciado del resto y le ha dado el valor agregado a la tienda”.
En este ámbito, Claudio García, uno de los artesanos que expone sus trabajos en Ckreart, y quien elabora aves a partir de maderas nativas recicladas de demoliciones, aprecia el ejercicio del comercio justo, en oposición al comercio tradicional que suele vender las artesanías al doble o triple del valor, pudiendo llegar a obtener el comerciante muchas más ganancias que el propio artesano. “Con ello, se detiene la cadena, porque el artesano reduce su capacidad de producción. La ambición de una persona puede ir en desmedro del beneficio tanto del productor, como del consumidor”.
Otro exponente del Comercio Justo es la Cooperativa de Consumo Responsable de Valdivia La Manzana, que con tres años ya cumplidos, propicia la alimentación saludable; ofreciendo productos agrícolas, como cereales, legumbres, café, hortalizas, y verduras, entre otros, que provienen de un manejo sustentable con el medio ambiente, en su gran mayoría de elaboración artesanal o de baja escala.
Úrsula Fernández, una de las representantes de esta colectividad, pionera en Chile en este ámbito, cuenta que la iniciativa partió en 2009, cuando 10 familias se organizaron para adquirir alimentos producidos localmente, una experiencia que poco a poco les forjó el camino para llegar a lo que son hoy, “Desde el primer día hasta ahora, ha sido un aprendizaje, personalmente muy enriquecedor”.
Actualmente, La Manzana cuenta con 210 familias socias, cerca de 60 proveedores, entre microempresarios formalizados y no formalizados ante el SII, medianas y grandes empresas. Que en conjunto ofrecen 160 productos en la tienda. A diferencia de una sociedad netamente comercial; al ser una cooperativa mantiene una organización y una estructura particular, con un sistema democrático para la toma de decisiones, y la participación de sus miembros. A lo que se suman los principios de la llamada economía solidaria; “Somos consumidores preocupados de mejorar nuestra alimentación, además de mejorar la calidad de vida de los productores”, afirma Fernández.
Por otra parte, cuenta que este concepto no es de conocimiento general, “Las cooperativas de consumo no están arraigadas en la ciudadanía, muchos valdivianos no conocen lo que son. Siempre nos dicen –Ah ustedes son productores-”, comenta la representante de la Manzana, agregando que es en ese momento cuando deben contar de qué se trata la organización.
Sin dudas, que el Comercio Justo no sólo llegó a Chile y en nuestro caso a Valdivia para quedarse, sino que es una tendencia que claramente contribuye a generar ciudadanos mucho más conscientes de su consumo, y del sentido y funcionalidad que este debiera tener en pro de una sociedad más justa y solidaria con su entorno.
MÁS INFO:
www.ckreart.com / www.comercio justo.cl / www.fairtrade.net
www.cooperativalamanzana.cl / consejo@cooperativalamanzana.cl