En medio de la velocidad errática del caminar por una ciudad que va a toda máquina durante el día, es bueno hacer un alto en el camino para descubrir cómo huele, los colores que se mezclan en las diferentes plazas, los animales vagabundos que acompañan a los sin compañía y, por sobre todas las cosas, hace falta un momento para detenerse a rescatar lo nuestro; nuestros personajes, nuestros sonidos, etc.
Es en medio de este desafío que tomé el tiempo para sentarme en un lugar tan típico como la plaza, desde donde se pueden observar dinámicas que al rápido pasar ni siquiera se sabe que existen, o simplemente son tan “típicas y comunes” que ya no captan el interés de hace algunos años.
Lo primero que observé dentro de los personajes que decoran nuestra calle principal, es el “caballero del acordeón”, casi ninguno sabe su nombre, ni siquiera yo lo sabía hasta que, buscando información en la red y tratando de saber si querría ser entrevistado o no, llegué a una entrevista que se le realizó años atrás y fue así como descubrí que su nombre es Raúl Matus. Son varias las generaciones que lo han visto y escuchado durante años tocar sus melodías en un extraño silencio, y es por esta misma razón que me atreví a acercarme a él para saber más de un personaje presente en el día a día de muchos valdivianos que, con la costumbre, ya ni detectan su presencia.
Dentro de las preguntas quizá más importantes que podemos hacernos con respecto a este personaje es: ¿Cuál es la percepción de la comunidad que lo ve todos los días sobre su trabajo? ¿Es valorado como parte del patrimonio humano de la ciudad de Valdivia? ¿Se conoce realmente cuál es la historia oculta tras el personaje?
Tomando en cuenta todas estas preguntas y debido a la dificultad de entrevistar al mismo Matus, es que recorrí las calles de Valdivia buscando respuestas a las interrogantes que nos hacen dudar de nuestras capacidades como observadores.
De origen alemán, Raúl Matus, quedó ciego debido a una infección a los 8 días de edad y debido a la falta de medicamentos en esos años no pudo tener una mejoría. Este profesor normalista trabajó durante muchos años enseñando música en diferentes colegios de Valdivia hasta quedar cesante en años conflictivos de nuestro país.
Luego de la cesantía que lo afectó y después de golpear muchas puertas, Matus decidió volverse de lleno a trabajar en la calle, tocando su acordeón para poder mantener a su familia.
Le preguntamos al común de la gente que día a día transita por Valdivia si conoce parte de la Historia de Matus y las respuestas fueron tan escuetas como “no, yo no tenía idea ni siquiera cuál era su nombre, está acá casi siempre pero pocos o casi nadie yo creo que sabe como se llama” comentó Lorena Soto. “Nunca me imaginé que podía haber sido profesor, son cosas que uno pasa por alto, como que no nos preguntamos su historia, es tan típico que está simplemente ahí”, según explicó Marcela Espinoza.
Es difícil si nos detenemos a pensar que este personaje vive casi todos los días poniendo música para las personas que pasan cerca de plaza de Valdivia, pero que nadie conoce ni su nombre ni su historia o son realmente muy pocos los que sí, es el caso de una ex alumna de Raúl Matus; Marcelina Ortiz quien comentó que: “Don Raúl siempre fue muy buen profesor, el enseñaba música en la escuela México y siempre fue muy amable”.
Debido a su edad avanzada, don Raúl Matus ya no está todos los días en el centro de la ciudad tocando su acordeón como lo hacía en tiempos anteriores, pero definitivamente siempre es bueno detenerse unos momentos en la ciudad, observar y escuchar la tradición que este acordeonista histórico de Valdivia representa. No en todas las ciudades se puede disfrutar de un patrimonio vivo como Matus que día a día acompaña y musicaliza las calles y el pasar de los valdivianos.
Por Rocio Oyarzún
Es bueno que le den espacios en su revista como a Don Raul, que es un tesoro de la ciudad, y que muy pocos valdivianos se han detenido a pensar quien es este personaje.
Ahora el nombre de Don Raul es RAUL MAUTZ y no Matus. Esto es un error grave para una revista que pretende ser seria, que les recomiendo que a futuro investiguen mejor.