Aquel medio de transporte que dio vida a Paillaco, Reumén y tantas otras localidades, que fue testigo del potencial industrial de La Unión y que marcó a fuego la Avenida Ecuador en el Barrio Estación de Valdivia; motiva a románticos y jóvenes a trabajar con esmero para eso su regreso.
Casas corroídas, durmientes desgastados, vagones abandonados. Un panorama típico en las estaciones de trenes de nuestra Región de Los Ríos y otras ciudades del sur chileno.
Hoy, el alma ferroviaria cobra fuerza con recuerdos de ese “tiempo mágico” que se pasea en cada estación a la deriva y que nos habla de un pasado esplendoroso.
Pasado, que aún cuando es irrecuperable, pues se trata de otra época histórica del país, quiso ser rescatado, al menos en el sentido del tren como otra alternativa de conexión en el centro y sur del país. En este contexto, se anunció, desde el gobierno y hace ya más de 8 años; su regreso “en gloria y majestad” hablando, el presidente, de ése entonces; Ricardo Lagos; de unir Victoria y Puerto Montt con un eficiente servicio, 44 millones de dólares en inversión y la posibilidad de activar el ramal Valdivia – Antilhue. Extensión del servicio ferroviario, que con una seguidilla de problemas mecánicos y organizativos, sólo duró un par de meses.
La Unión
En la capital de la Provincia del Ranco, se vive una dimensión paralela,
en comparación a otras pequeñas localidades. La remodelación de su estación coincide con el regreso del tren en 2005, mientras que el bello edificio, en impecables condiciones, es hoy utilizado como lugar de ensayos para un reconocido conjunto folklórico.
Y es que el tren estaba llamado a reactivar el comercio y el tradicional barrio estación unionino, que durante la década de los 80 perdió fuerza, tras la constante baja en los servicios de transporte. Hoy la calle Manuel Ossa, en honor al político liberal que apoyó el tren desde Pichirropulli a Osorno, muestra una actividad constante con respecto al parque automotriz, pero la más absoluta quietud en su razón de ser, el ferrocarril.
Entre una y dos ocasiones al día un pequeño tren de carga recorre la línea, anunciando su llegada con el tradicional sonido de claxon, que retumba en el barrio estación y se escucha en sectores recónditos de La Unión.
Estación Río Bueno
En Río Bueno no conocen de anuncios ni menos de una remodelación. Su estación sí que se encuentra en un grave deterioro, fundamentalmente por la baja prioridad que ha tenido el antiguo ramal Cocule – Lago Ranco, para una posible recuperación.
Esta vía, que tenía a Río Bueno como punto importante en la subida y bajada de pasajeros, fue testigo del activo transporte de maderas e insumos para el trabajo agrícola y ganadero, entre 1937 y 1990, año en que definitivamente dejó de funcionar. Desde esa fecha y hasta la actualidad su estructura quedó expuesta a robos, los cuales han caracterizado el abandono que demuestra el antiguo trayecto Cocule – Lago Ranco.
Paillaco
Esta comuna tiene su origen en el ferrocarril. En torno a la línea, una decena de familias inició la población a fines del siglo XIX. Ciudad que hoy presenta una nostalgia evidente, debido a que el tren es la esencia de su historia. En forma opuesta a La Unión y Valdivia, la comuna de Paillaco posee su barrio estación muy cerca del centro, en calle 18 de octubre y desde donde diariamente los pasajeros tomaban el tren con destino al sur o a la estación de Antilhue, el inicio del ramal con Valdivia. Ante la diferencia en su proximidad con el centro, el barrio en donde se enclava la estación presenta un aire de mayor actividad, desarrollo del comercio y flujo del tránsito. Aún así, no puede ocultar el pasado del tren y el pronto anhelo de su comunidad por contar con este efectivo medio de transporte.