La terapia asistida con animales resulta una manera innovadora de proporcionar tratamiento a los niños que sufren alguna discapacidad, y que no han conseguido resultados con las terapias tradicionales.
Es común que en esta sección de nuestra revista comentemos curiosidades y aspectos importantes sobre el cuidado de nuestras mascotas o animales favoritos, sin embargo, nos parece relevante, que también aquí se exponga el bienestar que pueden otorgarnos los animales y la forma en que contribuyen a la sociedad.
Un ejemplo de esto es la Equinoterapia o Hipoterapia, la que busca provocar un avance y bienestar en niños con discapacidades motoras y mentales.
El caballo al caminar emula los movimientos que realizarían las caderas y toda la musculatura de un niño en marcha normal, esto le ayuda a mejorar el apoyo y su postura. Además, gracias a la integración sensorial el cerebro entrega una respuesta adaptativa a los estímulos generados por el movimiento tridimensional del caballo.
En el año 1999 comenzó a realizarse un voluntariado de Hipoterapia en Valdivia, en el marco de una tesis de la carrera de Medicina Veterinaria de la Universidad Austral de Chile, que buscaba darle un uso diferente a los caballos de raza Chilote para evitar su desaparición.
Como los caballos funcionaron muy bien y la práctica de Hipoterapia fue un éxito, quienes realizaron el voluntariado se mostraron dispuestos a seguir, por lo que hasta el día de hoy se realiza esta actividad.
Actualmente se trabaja con las distintas escuelas especiales de Valdivia. En primera instancia se realiza una evaluación para ver cuáles son los niños que pueden obtener mayores ventajas con la Hipoterapia y realmente generar avances. Luego de esto deben asistir a las sesiones junto a sus padres.
Las sesiones son de dos horas y se realizan una vez por semana, se trabaja con alrededor de 25 voluntarios y cinco caballos, de los que, dos son mezcla de chilote, y tres son criollos chilenos.
Según cuenta Esteban Reyes, estudiante de medicina veterinaria y miembro del directorio del voluntariado, los cambios que se pueden observar en niños que realizan el tratamiento es impresionante.
“Los cambios que se pueden apreciar son brutales. Niños que no podían enderezarse hoy pueden sentarse erguidos con mucha facilidad, y niños que eran totalmente apáticos e introvertidos hoy conversan distendidamente con nosotros y los demás niños participantes.”
Sin embargo, también asegura que todo este trabajo significa un gran esfuerzo, ya que les ha resultado bastante complicado mantener esta actividad en pie.
“La universidad nos facilita dos docentes, uno de veterinaria y otro de kinesilogía, también nos realiza aportes para comprar cosas pequeñas, sin embargo, esto no es suficiente ya que poseemos un gasto fijo de 300 mil pesos que se traduce en el alimento de los caballos.”
Para solventar estos gastos es que el voluntariado de Hipoterapia postula anualmente a diferentes fondos concursables para obtener financiamiento.
“Hemos ganado alrededor de 12 proyectos y con eso nos hemos solventado. También es importante destacar que este año la UACh nos ayudó mejorando nuestras dependencias, arreglamos la entrada del galpón e inauguramos un baño para discapacitados.”
A pesar de todo aún existen temas pendientes. Los caballos que se utilizan pertenecen a la Universidad y no son exclusivos de Hipoterapia, por esta razón, es que en un futuro los miembros del voluntariado esperan poder comprar potrillos para que sean criados desde pequeños exclusivamente para trabajar con los niños de Hipoterapia. También esperan poder obtener un financiamiento estable para no correr el riesgo de que los caballos se queden sin comida.
De esta forma el voluntariado podría realizarse en condiciones óptimas y seguir beneficiando a niños especiales por muchos años más.