Cada vez más conscientes de que la alimentación basada en productos naturales es lo ideal para llevar una vida sana, hay muchos que a pesar de vivir en la ciudad, se las arreglan para producir sus propias hortalizas, frutas y vegetales. Como una forma de maximizar tus espacios y tener tu propia huerta es que 14 Sur te entrega algunos consejos para llevar a tu mesa la frescura de un tomate, o el aroma de una albahaca que ha crecido bajo tu cuidado y cosechada por tus propias manos.
La maravillosa verticalidad
Es increíble ver cómo hay tanto espacio que usualmente no notamos. Paredes, ventanas, terrazas, muros, y vigas de techos exteriores pueden convertirse en el escenario perfecto para realizar tu propia huerta. Con ello, te aseguramos que no sólo probarás un nuevo y especial sabor de los vegetales que produzcas, sino que además disfrutarás de ese contacto con la magia de la naturaleza y sus frutos.
Primero debes tener en cuenta, que como cualquier ser vivo estas «plantas» requieren de cuidado, atención y perseverancia en tu trabajo. Ahora bien, al momento de escoger qué sembrarás es importante que revises el calendario de siembra para el hemisferio sur, ya que no todos los vegetales se dan en esta época del año, justamente el tiempo ideal para hacerlo es septiembre. Pero no te desanimes, pues hay varias opciones para concretar tu proyecto de huerta vertical. Una de ellas es adquirir almácigos, los que puedes encontrar en ferias libres, como los de tomate, orégano, tomillo, o también llamado chascú, acelga, yerbas aromáticas y medicinales en general, albahaca, frutillas, etc. Además existen otros como el cilantro, y lechuga que, luego de conseguir las semillas, aún puedes sembrar.
Las formas y materiales para llevar a cabo tu huerto urbano y vertical son muchas. Están, por ejemplo; los que se construyen con restos de pallet, o también maderas viejas que acomodadas de cierta manera generan un nido especial para tus plantas. Otro funcional elemento son las botellas, que resultan muy fáciles de manejar y acomodar a tu elección. Puedes cortarlas por la mitad, o transversalmente, además de que también las puedes apilar de forma vertical y hacerles sólo una pequeña obertura o «ventana», para que por ese espacio brote y crezca lo que plantes en ella. También te sirven maceteros y cajoneras en desuso, potes de helado (tipo casatta), garrafas, bidones, cajas de tetrapak, incluso neumáticos, tubos de pvc, mallas, sacos o bolsas de género.
Otro punto importante es la composición que debe tener la tierra en donde plantes. Ésta, debe contar con una capa de material que sirva para drenar y a la vez mantener la humedad (puede ser aserrín), un sustrato, al cual si ya tienes resultados de tu compostera o lombricultura, le agregas este humus para enriquecer la tierra, o en su defecto algún fertilizante natural. Recuerda poner atención al sol de forma equilibrada, energía imprescindible para que tu huerto produzca.
Sin duda, que la agroecología urbana y la permacultura han llegado para quedarse, es cosa de ver el ejemplo de países en los cuáles existe el concepto de ciudades o Pueblos en Transición, en que entre algunas de las acciones que éste movimiento promueve, no sólo están las huertas caseras que las personas realizan en sus hogares, sino que también las hay comunitarias, instaladas en espacios públicos, como plazas, entre otras prácticas que apuntan a la sostenibilidad socio ambiental.
Como ves las ventajas de realizar un huerto vertical son muchas. Primero que nada, sabes lo que estás comiendo, alimentándote sin pesticidas ni componentes químicos. Si lo haces en familia le enseñas a tus hijos a valorar y respetar a la naturaleza, a la vez de ejercer un consumo responsable. Reduces tu basura al reutilizar materiales de desecho. Ahorras dinero al dejar de comprar tus verduras o gran parte de ellas. Multiplicas tu espacio considerablemente, reduciendo temperatura y capturando CO2. Reduces el impacto que genera la industria de la agricultura. Al ser vertical, el uso del agua se vuelve provechoso. Al tener varias especies distintas en un mismo lugar formas una comunidad que se asocia, generando condiciones favorables como la humedad, y la biodiversidad. Te conectas con los ciclos naturales, y favoreces a la soberanía alimentaria, entre muchas otras.
Ya lo sabes… una huerta vertical en tu casa o departamento, no es sólo un cambio en tu rutina, sino que un vuelco en tu estilo de vida. ¡Éxito!
Por Natalie Gilbert