Una marca comercial es la imagen de un producto o servicio, es lo que me permite diferenciarme de la competencia, es lo que permite que los consumidores que elijan mis productos y no otros, es lo que me permite reflejar el trabajo y esfuerzo de lo que estoy vendiendo.
Muchas personas compran productos o contratan servicios guiados influenciados únicamente por el nombre posicionado mediante fuertes campañas de publicidad, y otros ven en los mismos una determinada calidad y prestigio. El valor de una marca comercial supera muchas veces los activos tangibles de una empresa como es el caso de “COCA-COLA”.
Imagínense si todos los productos llevaran el mismo nombre y que ninguno pudiera diferenciarse de otro, no existiría incentivo a mejorar lo que se oferta.
Nuestra legislación marcaria señala que cualquier persona natural o jurídica, nacional o extranjera puede solicitar el registro de una marca. El artículo 19 de nuestra ley de Propiedad Industrial Nº 19039 define a una marca comercial como “todo signo que sea susceptible de representación gráfica capaz de distinguir productos, servicios o establecimientos industriales o comerciales.
Tales signos podrán consistir en palabras, incluidos los nombres de personas, letras, números, elementos figurativos, tales como imágenes, gráficos, símbolos, combinaciones de colores, sonidos, así como también, cualquier combinación de estos signos.”
La amplitud de formas que puede constituir una marca comercial tiene su contraste en las prohibiciones de registro de la misma.
En efecto, el artículo 20 de nuestra Ley señala las causales de irregistrabilidad de una marca, entre las cuales podemos destacar, las expresiones empleadas para indicar el género, origen, procedencia de los productos o servicios y las que sean de uso en general para designar cierta clase de productos o servicios; las que sean iguales o que gráfica o fonéticamente se asemejen con otras marcas solicitadas o registradas para distinguir productos, servicios o establecimiento comercial o industrial.
Por otra parte, debemos señalar que las marcas comerciales se clasifican en productos y servicios a través de un clasificador que comprende 45 clases, de la 1 a la 34 son productos y de la 35 a 45 son servicios. Así, los vinos se clasifican en la clase 33, los servicios bancarios en la clase 36, etc.
Las marcas tienen una vigencia de 10 años pudiéndose renovar por períodos sucesivos de 10 años más pagando los impuestos respectivos.
Por último, cabe hacer presente que las marcas son territoriales, por lo que si yo quiero que esta tenga protección en el extranjero, debo registrar dicha marca en todos aquellos países en que quiero usarla.