Caminar por el bosque y salir de la rutina, siempre es una alternativa para conocer las áreas protegidas de la Región de Los Ríos. En esta ocasión, nos introduciremos en la Reserva Nacional Mocho Choshuenco, una apuesta al turismo regional donde colindan las comunas de Futrono, Los Lagos y Panguipulli.
La Reserva se encuentra en la Cordillera de los Andes a 180 Km. De la capital regional y se puede acceder de tres formas. La primera es desde Panguipulli pasando por Choshuenco y llegando al refugio Club Andino. La segunda es desde la Reserva Huilo Huilo. Y la tercera, desde el trayecto Los Lagos-Riñihue, pero que aparentemente se encuentra cortado en el último tramo, así que no es recomendable.
En total, esta Reserva Nacional tiene 7.537 hectáreas, superficie en la que se encuentran los macizos volcán Mocho y volcán Choshuenco, ambos con una altura superior a los 2.400 metros sobre el nivel del mar. Desde dichas alturas se pueden ver paisajes naturales como los lagos Panguipulli, Neltume, Pirihuico, Riñihue y Ranco. Un verdaro lujo para salir de la rutina y compartir en familia.
Paso a paso entre los macizos
La zona de los volcanes Mocho y Choshuenco protege un glaciar de gran interés científico para el país y una franja de estepa altoandina, además de bosque de lenga. Por otra parte, protege especies como el Puma, el Zorro, la Chilla, el Pudú, el Cóndor, el Águila Mora, el Carpintero Negro y el Traro, junto a Musgos, Líquenes, Helechos, Algas azules y Hepáticas. Cabe nombrar, que en las faldas hay bosque tipo valdiviano, todo un entorno apto para recorrer y avistar distintas especies nativas que necesitan protección debido a su grado de conservación.
La invitación es a recorrer los macizos, siguiendo los senderos y tomando medidas preventivas para no impactar el lugar.
Un sendero de dificultad media que se adentra en los faldeos del volcán Mocho se llama “Sendero de la Tumba del Buey”, el cual tiene una longitud de 3,2 kms desde el refugio oeste de la Reserva.
De igual forma, se puede disfrutar de canchas de esquí, las cuales cumplen en su respectiva época anual con todo lo necesario para el deporte blanco. En cuanto a escalar el volcán Mocho, lo ideal es hacerlo en cualquier momento del año. En cambio el Choshuenco es todo lo contrario, ya que presenta una pendiente mayor, y un tramo final de hielo y roca. Por lo que se recomienda ir paso a paso.
En resumen, las actividades que se pueden realizar en este increíble espacio natural son: Observación de flora y fauna silvestre, fotografía, interpretación ambiental, senderismo, montañismo, mountan bike y deportes de nieve. Ahora en atreverse está el reto.
Investigaciones del Mocho y el Choshuenco
En reiteradas ocasiones los investigadores han llegado hasta los volcanes Mocho y Choshuenco con la finalidad de medir, conocer e interpretar senderos, ambientes y biodiversidad que se encuentra en el lugar y así aportar desde la ciencia.
De hecho, el año 2012 dos canadienses desarrollaron una mejora en senderos de interpretación ambiental. Por su parte, el Centro de Estudios Científicos CECs realizó diversas investigaciones asociadas a la glaciología, esto para proyectar los niveles de nieve.
Otros agentes relevantes en investigar a los macizos son proyectos Fondecyt, ONGs, Universidades del País y comunidades aledañas. Estas últimas han tenido que reconocer el espacio con la finalidad de generar protección tanto por el lugar como para sí mismas. En ese sentido, la Unidad Mocho Choshuenco fue creada en marzo de 1994 por decreto supremo, luego entre abril y noviembre del 2005 se promueve la conservación del espacio como sitio prioritario. Para conocer mayor información sobre las investigaciones que se han hecho en la Reserva, Google Académico entrega los resultados de variadas investigaciones al respecto.
El sur y la Región de Los Ríos, específicamente, son centros de atracción internacional dado sus altos niveles de conservación. Tal como se plantea en este artículo, la Reserva Nacional Mocho Choshuenco es un lugar de esparcimiento y distracción; un paseo agradable entre dos cordilleranos que siguen cuidando tanto a comunidades como a especies que habitan el lugar.