tomates-orgánicosSi bien esta palabra puede sonar un tanto dura, en la práctica resulta bastante amable. Proviene de compost que a su vez del latín componere, quiere decir juntar. Lo que, justamente, hacemos a la hora de «compostar» nuestros desechos orgánicos.

Las principales ventajas de esta milenaria práctica, utilizada por la cultura china y  árabe, hace ya miles de años; son dos. La primera es que reducimos considerablemente nuestra emisión de basura al reutilizar gran parte de los desechos de origen orgánico. La segunda es que obtenemos a cambio un excelente abono para nuestro jardín o incluso para nuestra propia huerta casera.

Sin embargo, según afirma la Licenciada en Ciencias Biológicas, candidata a Doctor en Ciencias mención Ecología y Evolución Manuela Luna Rudloff, debemos hacer una diferencia, «Existen, básicamente, dos maneras de tratar los residuos orgánicos domiciliarios, una es a través del compostaje, y otra mediante la lombricultura, que si bien se parecen, son diferentes en cuanto a los pulsos en los cuáles uno va agregando la materia orgánica al sistema».

En este sentido, cuando hablamos de compostaje es el que realizamos de una sola vez, que según Luna es recomendado para las épocas de poda, para aprovechar los restos de pasto, etc. «La pila de compost se construye cuando disponemos de una gran cantidad de material, para así  alcanzar una temperatura elevada por una cierta cantidad de días, la que funciona básicamente gracias al trabajo de bacterias y hongos«.

Para ambas modalidades es importante tener en cuenta tres factores sustanciales: el aire, la humedad y la relación entre materia seca y materia fresca que le agreguemos al sistema, «Una pila de compost que tiene suficiente oxígeno, humedad adecuada, es decir, que no esté completamente seca ni acharcada, y una buena proporción entre materia seca y fresca va alcanzar la temperatura adecuada». En este caso, y pensando en el clima de Valdivia en época lluviosa sería necesario utilizar una tapa sobre nuestro compost, «que no sea completamente hermética, pero que sí, logre proteger a nuestro material de lluvias intensas entre julio y septiembre, el que pasado un tiempo tenemos que voltear», puntualiza la bióloga Manuela Luna.

Cuando hablamos de materia seca que nos aporta carbono y materia fresca cuyo aporte es nitrógeno; nos referimos en el primer caso a hojas y pasto seco, conos de confort picados, envoltorios de papel café, mientras que en el segundo caso  es todo lo verde que haya sido cortado,  que haya caído desde árboles o plantas recientemente, además de los desechos orgánicos domiciliarios.

lombriculturaAl contrario del compostaje, si lo que buscas es tratar y reutilizar los residuos domiciliarios orgánicos día a día, el sistema adecuado es la lombricultura. «Primero es importante desmitificar que la basura orgánica va en un hoyo. Lo que no debe hacerse, ya que el proceso de descomposición requiere de oxígeno, por lo que se debe construir en capas, sobre, por ejemplo, un espacio del patio al que le saquemos la maleza o pasto, dejando nuestros restos directo a la tierra, encima de eso vas construyendo una pila, con una capa de material fresco que desechemos de la cocina, luego una de material seco». Por otra parte, Lo ideal es comenzar con un núcleo de lombrices que puedes comprar (Californianas), pero si no contamos con este núcleo podemos partir con esta pila que poco a poco se va a ir poblando, de todas formas, con lombrices comunes. La diferencia entre éstas y las californianas es mínima ya que según Luna las dos cumplen la misma función, «Con la diferencia de que la lombriz que nos venden se reproducen más rápido, por lo tanto es más efectivo porque tendrás más lombrices en menos tiempo, sin embargo,  ambas tienen la misma función a la hora de transformar los residuos», explica la bióloga.

Antes que todo es importante saber qué tipo de restos orgánicos se pueden utilizar. En su gran mayoría, los de origen animal no son parte de la lista, ya que su proceso de descomposición no colabora con los fines de generar un buen abono, a excepción de las cáscaras de huevo.

orgánicoLos restos de vegetales y frutas (cáscaras pepas, cuescos, etc) Sí son los adecuados, con algunas excepciones que podrían acidificar demasiado nuestro compost, como el limón o la naranja, los que podemos utilizar ojalá picados pero no en exceso. También nos sirven las malezas, hojas y/o ramas de nuestro propio patio, aserrín, restos de papel sin tinta, ya que, según Luna, «este compuesto interfiere con los procesos microbianos e incluso algunos son antibióticos».

Manos a la obra

 compostera

Ahora que ya sabemos qué nos sirve y qué no, vamos al paso siguiente. En el mercado venden composteras listas para instalar y utilizar, pero son bastante costosas, entre 40 y 80 mil pesos aproximadamente. Sin embargo, es posible hacer nuestro propio sistema para generar nuestro compostaje o lombricultura, sin generar mayor gasto, ya que también podemos reutilizar otros materiales que normalmente desechamos, como por ejemplo tachos de basura que ya no sirvan para tales efectos, o recipientes grandes, además de que podemos construir con restos de madera un cajón de las dimensiones que necesitemos o simplemente rodear nuestra pila con una malla como la utilizada para hacer los gallineros. Es importante tener en cuenta el uso que le daremos a nuestro humus, antes de elegir la forma en que realizaremos nuestro sistema de compost o lombricultura, esto debido a que si lo vamos a ocupar para una futura huerta o cualquier producto comestible debemos evitar el plástico y maderas impregnadas debido a la liberación de dioxinas, dañinas para la salud humana.

compostera2Paso 1. El recipiente a utilizar debe estar debidamente lavado sin restos que puedan afectar o modificar el proceso químico que se nos viene. En el caso de un basurero en desuso, debemos abrirle abajo, para que nuestro material quede en directo contacto con la tierra y realizarle orificios laterales, como forma de dejar entrar aire.

Paso 2. Comenzamos con la separación. En la cocina podemos tener un recipiente al lado de nuestro convencional basurero para ir dejando los desechos orgánicos que utilizaremos, una vez que acumulemos un tanto lo vamos dejando dentro de nuestra vermicompostera (recipiente donde se realiza el compost). La misma a la que podemos irle sumando los restos de nuestro jardín como hojas, flores marchitas, pasto, ramas y malezas en general, que ayudarán a agilizar el proceso de descomposición. Si tenemos aserrín, tierra  u hojas (la misma que barramos en nuestro patio sirve) la podemos ir echando a nuestro compost.

Las condiciones ambientales en que mantengamos a nuestra compostera son vitales. Para ello debemos tener cuidado, como explicábamos anteriormente, con la lluvia, humedad, temperatura y circulación de aire.

Al cabo de unos días nuestros desechos se irán descomponiendo cambiando de color y aspecto, a lo que se sumará la llegada de los bienvenidos gusanos, que enriquecerán nuestro compost. Si encontramos a estos eficientes amigos en nuestro jardín podemos también ponerlos entre nuestros desechos orgánicos.  Cuando nuestra pila alcanza unos 40 centímetros es momento de dejarla un tiempo y comenzar una pila nueva.

Según Manuela Luna, al cabo de unas semanas o meses, dependiendo de la temperatura alcanzada y de la armonía entre los factores ambientales, el trabajo ya está avanzado «Cuando ya no vemos tantos gusanos, significa que ya no hay tanto alimento disponible para las lombrices, por lo tanto está semi-maduro nuestro vermicompost. Cuando ya no logramos reconocer las cáscaras de zanahoria, de zapallo o los pedazos de apio, sino que ya todo tiene color café y olor a tierra es el momento de arnerear; con ello, sacas las cosas que se demoran más como las corontas de choclo, los cuescos de palta, cáscaras de palta, los gusanos y  vas poniendo todo en tu otra pila».

A estas alturas, ya tendremos un excelente y nutritivo abono orgánico, sin químicos y sin gastar dinero con un proceso completamente sustentable, tanto para usarlo como apoyo al sustrato de nuestro jardín o nuestra huerta casera. Si no utilizamos nuestra nueva tierra, llamada humus, en el momento, la podemos almacenar para más tarde, y ya estamos listos para comenzar de nuevo.

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