Quienes llegan a vivir por primera vez a la ciudad de Valdivia, suelen sorprenderse por el inmenso cariño que sienten, la mayoría de sus habitantes, por dicha localidad. Es como si el hecho de mantenerse viviendo en condiciones climáticas tan adversas, no fuese apto para personas con un nivel de compromiso menor, o como si, a lo largo de los años, la población hubiese ido siendo seleccionada de manera  natural, para dejar en estas tierras solo a los más enamorados de ella. Y es que Valdivia, ha sido azotada, desde su fundación en 1552, por catástrofes mucho más devastadoras que el constante rugir de los cielos.

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De manera frecuente, se suele recordar el Gran Terremoto de Valdivia de 1960, que marcó XI grados en la Escala de Mercalli, 9.5 en la Escala de Richter y que ha sido el más grande movimiento telúrico en la historia de la Humanidad. Sin embargo, este descomunal evento, corresponde sólo a la punta de un iceberg de desastres que han abatido a la hermosa ciudad de los Ríos.

Según registros del joven historiador valdiviano Boris Borneck Bielefeldt, la ciudad ha sido azotada por no menos de 30 grandes incendios, donde en muchas ocasiones las llamas han consumido manzanas céntricas enteras, arrasando con iglesias, plazas, edificios gubernamentales y un sinnúmero de  pequeños inmuebles a su paso.

Valdivia y la Noche Triste

Dentro de esta serie de siniestros, el ocurrido en la llamada «Noche Triste» del 13 de diciembre de 1909, pasó a la historia como «El gran incendio» de Valdivia. En esta fatídica jornada, el fuego, que comenzó en el número 343 de la primera cuadra de la calle Picarte, consumió 20 manzanas del centro de la ciudad, incluyendo la plaza, la catedral y todos los edificios públicos aledaños.

En el caso puntual de este incendio, el fuerte viento sumado a fallas en la matriz de agua que abastecía la ciudad, impidieron a los bomberos cumplir con su labor de manera expedita y de alguna forma conspiraron para favorecer la rápida propagación de las llamas, conviertiendolo en una verdadera catástrofe,que implicó una reconstrucción total de Santa María la Blanca.

El casco histórico fue rebajado y desaparecieron muchas construcciones clásicas. El trazado actual de la ciudad aún data de esta reconstrucción.

¿Por qué Valdivia?

En palabras de Borneck Bielefeldt, dentro de los principales factores que predispusieron a la ciudad de Los Ríos a ser víctima constante de las llamas, se encuentra el hecho de que durante el periodo colonial español, sólo las construcciones de gobierno eran de piedra, mientras que todo el resto era de madera. Además, en el centro de la ciudad, la concentración de edificaciones era mayor, por lo  que si se incendiaba una casa, sin existir bomberos como los entendemos hoy, el fuego se extendía rápidamente y era poco lo que se podía hacer.

Por otro lado, las construcciones que se realizaron durante  el periodo alemán, constituyeron exclusivamente casas de madera, que en el sector céntrico eran además  pareadas, y no contaban con muros corta fuego.

La suma de estos factores dieron como resultado que siempre que hubo incendios, estos fueran en grande y rápidamente ardiera toda la cuadra y el calor normalmente generaba que prendieran las casas del frente también.

Otros incendios Históricos

Pero el Gran Incendio fue uno de muchos. El siglo XVIII, la ciudad fue azotada por al menos 10 siniestros de magnitudes similares, en donde una y otra vez se consumieron manzanas enteras del centro de Valdivia.

Durante el siglo XIX, la cantidad de eventos se redujo a seis, volviendo a aumentar en el siglo XX, que tuvo en total 12 grandes incendios, aproximadamente uno cada 10 años.

En el siglo XXI se inauguró de manera trágica, para Valdivia, el año 2012. Ello, con el gigantesco incendio que consumió la tradicional Galería Nass, junto con la Galería Los Castellanos y Taboada,tienda valdiviana, que se había convertido en un estandarte del comercio local. De esta manera, el centro de la pequeña ciudad, quedó, como tantas otras veces, completamente en ruinas.

La pregunta que surge, frente a cifras tan abismantes, es ¿Qué es lo que ha llevado a los valdivian@s a seguir reconstruyendo una y otra vez, su pequeño paraíso desde las cenizas? ¿Qué los hace perseverar, y evita que emigren a tierras donde sus esfuerzos pudiesen ser más fructíferos? O más intrigante aún, ¿Qué los hace seguir defendiendo y amando el pequeño territorio donde se han consumido los sueños de tantos?.

Por Macarena Solís